Argumentó “diferencias éticas, morales y orgánicas” con Pablo Miguez y Leonardo González, y lanzó un golpe por elevación al diputado nacional Gerardo González, a quien acusa de favorecer a su entorno con cargos públicos, todos militantes del gildismo, y actuar al margen de toda transparencia partidaria. El martes o miércoles vienen autoridades nacionales a arreglar el conflicto.
A menos de un mes de las elecciones legislativas y de convencionales constituyentes en Formosa, La Libertad Avanza vuelve a quedar atrapada en un escándalo. Esta vez, el epicentro es la renuncia anticipada de Esteban López Tozzi, presidente del partido a nivel provincial, quien desató una tormenta política desde un simple mensaje en un grupo de WhatsApp en donde público un anticipo de su renuncia que llegó hasta los mismísimos ojos de Karina Milei y Martín Menem.
Tozzi no se iría en silencio: su salida está cargada de denuncias solapadas, reproches éticos y acusaciones de manejo familiar del poder que apuntan directamente al diputado nacional, Gerardo González, principal referente del partido en la provincia, al menos en Buenos Aires, acá nadie lo registra salvo por su militancia gildista.

Según pudo saber Formosa Investiga, López Tozzi habría perdido la paciencia ante el avance del “feudo libertario” que González habría instalado gracias a los fondos nacionales en Formosa: designaciones de familiares en organismos públicos, favoritismos, acomodos, y uso de cargos con fines personales. Un reparto de poder que poco tiene que ver con la “meritocracia” que el partido predica desde sus discursos nacionales y que ya muestra el crecimiento patrimonial de sus “amigotes” y “amigotas”.
La renuncia de Tozzi todavía no es institucional: es un gesto político que pone en evidencia lo que muchos militantes de base vienen señalando hace meses y es que La Libertad Avanza en Formosa se convirtió en un club cerrado de amigos, parejas y parientes.
No hace falta ser semiólogo para leer entre líneas y que cuando Tozzi habla de diferencias de “carácter moral, ético y orgánico” con dirigentes como Pablo Miguez y Leonardo González, está acusando. No con nombres y apellidos, pero sí con un subtexto demoledor.
¿Falta de integridad? ¿Pactos de impunidad? ¿Uso partidario del Estado? ¿Hasta coimas de empleados y prestadores como en el Chaco? Las preguntas quedan abiertas, pero la insinuación es clara: los principios que deberían sostener a un espacio político están ausentes, al menos para quien hasta hoy se duda si lo sigue presidiendo.
Lejos de ser un affaire local, la renuncia escaló velozmente al radar nacional. Karina Milei, la arquitecta del armado nacional libertario, y Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, ya están al tanto. ¿Intervendrán? ¿O harán silencio, como lo han hecho en otros casos de disputas internas? Todo indica que en plena campaña, cualquier movimiento puede costar votos.
Paradójicamente, el portazo de Tozzi no parece una despedida, sino un acto de ruptura estratégica. Su renuncia expone, sacude y confronta. No se trata solo de desligarse del caos, sino de evidenciarlo. Y quizá, de disputar algo nuevo.
Lo cierto es que La Libertad Avanza en Formosa enfrenta una crisis de identidad, entre otras crisis pero hasta de índole penal, donde los discursos de libertad y transparencia chocan contra prácticas de vieja política: nepotismo, manipulación interna, y opacidad. Mientras los libertarios predican la pureza ideológica en Buenos Aires, en Formosa se cuecen habas. Y huelen a podrido. El próximo martes o miércoles llegan de manera urgente, autoridades nacionales para tratar de arreglar el kilombo a días de las elecciones provinciales.