En un nuevo y alarmante episodio que pone en evidencia el nivel de degradación institucional en Formosa, el Gobierno provincial decidió apartar de su cargo al prestigioso cirujano Dr. Maximiliano Ledezma, quien hasta hace horas dirigía el Hospital de Ibarreta. Lo insólito: fue removido tras ser víctima de una brutal agresión física perpetrada por el propio intendente de Ibarreta, Adán Jarzynski, y su esposa.
El hecho ocurrió en el marco del programa comunitario “El Hospital en tu Barrio”, una iniciativa impulsada por el Dr. Ledezma con el fin de acercar atención médica gratuita, provisión de medicamentos y gestión de turnos hospitalarios a los sectores más vulnerables. Durante una jornada que se realizaba en la casa de los Armoa, Jarzynski –respondiendo políticamente al senador Armando Felipe “Papacito” Cabrera– intentó sumar servicios municipales al evento, con claros fines de propaganda partidaria.
Ante la negativa del profesional de convertir la actividad sanitaria en un acto proselitista, la reacción del jefe comunal no fue otra que la violencia. En un accionar propio de patoteros, el intendente y su esposa agredieron a golpes de puño y cintarazos al cirujano, en presencia de vecinos y pacientes que aguardaban ser atendidos.
Lejos de condenar este hecho gravísimo y de iniciar un sumario contra el violento intendente, el Gobierno provincial actuó con total impunidad: removió de su cargo al Dr. Ledezma y lo trasladó como médico al Hospital de Las Lomitas. Una decisión que no solo significa un castigo institucional a quien se animó a defender la salud pública de la intromisión política, sino que también envía un mensaje amedrentador a todo profesional con vocación de servicio genuina, que se resistan a connvertirse en punteros.
Como si no bastara, en su reemplazo fue nombrada Vivian González, hermana del ex radical Ariel González, un operador del sector que lidera el ex radical devenido oficialista Miguel Insfrán, todos alineados al poder territorial de Antonio “Pomelo” Ferreira.
Esta operación política no solo busca garantizar obediencia partidaria dentro del hospital, sino que consagra la impunidad de los violentos y castiga a los médicos comprometidos con la gente.
El caso Ledezma expone el uso arbitrario del poder y la profunda connivencia entre estructuras partidarias y organismos del Estado, que deberían estar al servicio de los formoseños y no de las ambiciones de unos pocos.
En Formosa, defender la salud pública con independencia puede costar caro. Hoy, lo paga el Dr. Ledezma. Mañana, ¿quién más?
(Fuente: Diario Prensa Libre Formosa).