Según un informe elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación basado en la información provista por UNESCO, Argentina es el segundo país en el que los docentes trabajan en dos o más escuelas. La cifra alcanza al 30,5% de los maestros de primaria sólo la supera Brasil, con un 38,6%.
En eso coinciden docentes consultadas por UNO, quienes dan cuenta de que es una situación que en Paraná se extendió en los últimos años. En el caso de María Laura Ordano, docente de nivel Inicial, trabaja en el Colegio Nuestra Señora del Huerto de mañana, entre las 7.45 a 11.45 en la Salita de 5; y de tarde de 13 a 17 en la escuela Terán, en la Sala Multiedad de 4 y 5 años. En referencia a este tema, aclaró: “No es solo el trabajo que uno hace al ir a la escuela, sino que también hay que planificar, presentar proyectos y planificaciones, y los recursos para trabajar en las salas. Eso demanda mucho tiempo y lo hacemos en nuestras casas”.
Vocación y necesidad
Ella trabaja doble turno desde hace un año y comentó: “En este momento elijo trabajar en dos lugares por una cuestión económica, que eso pesa mucho, y por una decisión personal, porque antes mis hijos eran más chicos y ahora ya son un poco más grandes e independientes. Tengo una niña de 11 años y mellizos de 13”. Y agregó: “Cada vez somos más los docentes que lo hacemos; por ejemplo, las cuatro docentes que estamos en el jardín de la escuela Terán trabajamos doble turno. Muchos no podemos volver a nuestra casa al mediodía y comemos en una escuela o en la otra”.
Por otra parte, sostuvo que “es un desafío trabajar doble turno, por la cantidad de horas que se pasa fuera de la casa”, y refirió: “Una no sólo que tiene que dedicarse a dos escuelas con un trabajo extra áulico, sino que uno también tiene una familia, hijos a los que atender, la casa; somos mujeres y tengo mi marido que me ayuda mucho, pero también los chicos requieren que les veas la carpeta, hay cosas que tienen que comprar para llevar a la escuela. Hay que ocuparse de un montón de cosas”. En este marco, lamentó: “El docente no está valorado para nada, al contrario, piensan que trabajamos cuatro horas, que siempre hacemos paro. Creo que los que sí valoran lo que uno trabaja son los papás de los chicos, o los que son docentes y estamos en el mismo rubro, pero por ahí el resto de la sociedad no”.
“Cuando uno más cansado está es cuando más tiene que trabajar”
Guadalupe Emili también trabaja en la escuela Terán, dando clases a niños de 1° grado en el turno tarde; y en la escuela Martín Lutero por la mañana, al frente de 4° grado. Sobre el esfuerzo que insume el doble turno, explicó a UNO: “Hace 20 años que soy docente y titularicé este año en la escuela Terán. Antes trabajaba en la escuela Del Centenario. Ahora estoy más cerca de las dos escuelas y puedo venirme a mi casa a comer algo al mediodía. El año pasado era más complicado porque salía a la mañana y me tenía que ir en colectivo, así que picoteaba algo en la plaza que está atrás de Casa de Gobierno. Con la hora extendida salía a las 18 con suerte y tenía que caminar una cuadra para tomar el colectivo y terminaba llegando tal vez 19.30 con suerte”.
A su vez, contó que “los últimos años hay que trabajar doble turno por el tema de la jubilación”, y precisó: “Si uno hace un solo turno, la jubilación es la mínima. Entonces cuando uno más cansado está es cuando más tiene que trabajar, porque se toman los 10 últimos años para que la jubilación sea un poco mejor. En mi caso, me faltan cinco años”. Guadalupe tiene tres hijos, de 16, 17, y 25 años. Hace doble turno desde el año pasado y subrayó: “Antes no quería pasar por esto de sentir tanto cansancio, de no poder disfrutar a mis hijos; entonces trabajaba a la mañana en una sola escuela y a la tarde daba clases particulares, pero durante los recesos de invierno o las vacaciones de verano me quedaba sin ese trabajo, y con un solo ingreso es imposible vivir. Los salarios son bajos, y por ahí en las escuelas públicas hay muchos chicos que no tienen para las fotocopias y tenés que pensar en sacar de tu bolsillo para darles los materiales que se necesitan”. Acerca de esta realidad, observó: “El 80% de los docentes que conozco trabajamos doble turno, son muy pocos los que no lo hacen, como por ahí las chicas jóvenes que recién empiezan”.
Los datos surgen del informe sobre las “políticas públicas docentes” presentado este miércoles por la Organización de Estados Iberoamericanos y el Diálogo Interamericano.
“La mayoría trabajamos doble turno por lo mismo, que es un mejor ingreso, más allá de que nos gusta nuestra profesión. Porque seguro que si nos dan a elegir trabajar un turno y hacer otra actividad, diríamos que sí. Hay fines de semana enteros que no podemos disfrutar de la familia, porque tenemos que cumplir con las obligaciones. Nos dedicamos a hacer planificaciones, corregir y demás, porque entre semana llegamos a las 19 o las 20 a nuestra casa, y no nos dan ganas de hacer cosas de la escuela, necesitamos desenchufarnos”, aseguró, y remarcó: “Además, en estos tiempos también es muy difícil nuestra profesión, hay muchas problemáticas, muchos papás que no se comprometen. Entonces todos los días tenemos que estar con esto de tratar de que los niños salgan adelante”.
Mucho más que ocho horas
Alicia Caviglia es docente desde hace 18 años en la escuela Normal Superior José María Torres y hace 16 años que trabaja doble turno, dando clases también en otra institución. “A la tarde ahora estoy en la República de Entre Ríos, pero pasé por suplencias en varias escuelas del centro, como la 25 de Mayo y la Rivadavia, donde estuve cuando se incendió hace unos años”, rememoró.
En torno a la búsqueda de mejorar los ingresos trabajando de mañana y de tarde, mencionó: “En mi caso no trabajé ni bien me recibí, sino que empecé a dar clases después de que mis hijos crecieron, y cuando empecé ya había muchas docentes trabajando doble turno, pero ahora somos muchas más que lo hacemos. Además, muchas se dedican a vender algo, ya sea comida, productos de belleza, ropa, lo que sea; aprovechás y vendés en la escuela como para acrecentar el ingreso”.
La decisión es no volver a las aulas en ninguna jurisdicción del país, en clara protección a los trabajadores de la educación en Argentina.
Foto UNO Juan Manuel Hernández
En algún momento su marido se había quedado sin trabajo y ella se convirtió en el sostén de su hogar, y si bien esto cambió, debe seguir trabajando con esta modalidad para tener en un futuro una jubilación más digna. “Mis hijos pudieron ir a la facultad y es un alivio. Uno se recibió hace poco de médico. A esto este esfuerzo lo hice por ellos y ahora por suerte están encaminados, y ahora sigo trabajando doble turno porque cuando te falta poco para jubilarte no queda otra”, señaló.
Alicia coincidió con sus pares en que son mucho más de ocho horas diarias las que hay que dedicarle a esta tarea y manifestó: “Es mucha la cantidad de horas, porque se trabaja en la escuela y en la casa también. No paramos nunca, no tenemos descanso porque empezamos con los trabajos de una escuela y seguimos con la otra. La hora extendida hace que uno esté fuera de su casa 11 o 12 horas. Y trabajo los fines de semana, porque entre semana recién después de las 19 horas estoy llegando a mi casa, y a esa hora no tengo más ganas de nada. Solo me pongo a preparar el almuerzo para el otro día, porque no vuelvo al mediodía y como entre el espacio que me queda entre una escuela y otra”. (Diario Uno).