En el marco del programa especial de Milla Extra dedicado al Día Mundial de la Construcción, AIRE Negocios reunió a los principales referentes del sector. Allí, Octavio Benuzzi, presidente de Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) delegación Santa Fe, analizó la coyuntura provincial y nacional y remarcó que la construcción se sostiene sobre tres pilares interdependientes: obra pública, obra privada y desarrollo. “No existe desarrollo sin infraestructura y sin el Estado trabajando con el sector”, sintetizó.
Según Benuzzi, Santa Fe logró sostener en gran parte la actividad gracias a la decisión política de invertir en infraestructura, un contraste directo con “el apoyo nulo del Gobierno Nacional”.
Aun así, advirtió que la previsibilidad es indispensable para una recuperación firme: “La estabilidad del dólar y los precios es condición necesaria, pero no suficiente. Sin crédito hipotecario, no hay crecimiento sostenible”.
El dirigente aseguró que el déficit de crédito hipotecario rompió el acceso a la vivienda para toda una generación, dejando a Argentina en el segundo peor lugar de Latinoamérica en este aspecto. Para Benuzzi, volver al crédito y el músculo emprendedor será la llave para la rueda económica tome velocidad.
Pese a la incertidumbre, las empresas constructoras trabajan hoy para despegar mañana. Benuzzi destacó que la industria se enfoca en eficiencia constructiva, gestión digital BIM, aceleración de permisos y finales de obra -condición indispensable para acceder al crédito- y una visión estratégica de largo plazo.
“Hay expectativas muy positivas para el 2026“. La compra de propiedades muestra cierta reactivación porque los valores de referencia se están estabilizando.
A su vez, las buenas noticias macroeconómicas incluyen la promesa de que muchos commodities -que produce el campo y Vaca Muerta- empiecen a dar rendimiento e inyecten “liquidez sólida al sistema”, lo que brindará mayor previsibilidad.
Sinergia público-privada y Santa Fe como caso modelo
Benuzzi remarcó que Santa Fe cuenta con una relación madura entre sector público y privado, orientada a generar normativas modernas, crecimiento urbano planificado y sustentabilidad económica, social y ambiental.
“Las empresas están listas, capacitándose, invirtiendo y actualizando procesos. El sector trabaja con optimismo porque sabe que el rebote llegará: hay que estar preparados”.
Sobre lo que viene, Benuzzi fue categórico: “el constructor es una persona optimista por naturaleza”, están preparando los proyectos y generando eficiencia en la planimetría y compra de materiales para que el año que viene, “haya muchos desarrollos en marcha”.
Una alerta en la estabilidad: el descalce en dólares

Aunque la inflación en pesos mostró una desaceleración en los últimos meses, la estabilidad cambiaria generó un efecto inesperado en la construcción: los costos medidos en dólares se dispararon.
Mientras los precios internos siguieron subiendo, el tipo de cambio quedó prácticamente congelado, lo que provocó que el costo de construir en dólares casi se triplicara.
Esto generó “muchos problemas entre los valores de venta y los valores del costo de la construcción”, creando un “desfasaje” en el mercado.
Este descalce se suma al desafío de acomodar el sueldo en dólares para que exista una proporcionalidad con el costo de la construcción, una meta que siempre se está “corriendo el arco” advirtió Benuzzi.
(Aire de Santa Fe).
