El río Paraná registró este lunes una altura de 1,11 metros frente a Victoria, en Entre Ríos. Según las mediciones que realiza la Prefectura, el mes de septiembre está entre los más críticos del año. No se esperan grandes mejoras en los caudales para los próximos meses y el escenario preocupa tanto a los pescadores e isleños, que denuncian que “la hidrovía pone en peligro sus vidas”. Incluso, la intendenta de Victoria, Isa Castagnino, le pidió al gobernador Rogelio Frigerio que garantice el dragado en las bocas de ingreso del agua al humedal.
“Estamos al borde de una crisis que puede dejarnos sin agua”, advirtieron activistas a través de un comunicado. Al respecto, argumentaron que “el modelo de hidrovía que sigue dragando cada vez más profundo el río Paraná está poniendo en riesgo no solo su trabajo y su alimentación, sino también el acceso al agua potable para toda la ciudad”.
Cuando el Paraná se encuentra dentro de los parámetros normales, la entrada de agua no suele ser problema, pero en los momentos de bajante hay solo tres bocas que alimentan el humedal de Victoria. Estas están entre Puerto San Martín y Diamante y son la Boca de la Azotea, la Boca del Bobo y las Cuatro Bocas. Quienes viven en y gracias a la isla explicaron que estas entradas son “esenciales para mantener el flujo de agua dulce hacia el humedal y garantizar su vitalidad y por ende la vida y el bienestar de las comunidades”. Sin embargo, hoy solo dos de estas bocas están recibiendo agua: la Boca al Bobo prácticamente se secó.
“La Boca de la Azotea, una de las pocas vías activas, está en riesgo de colapsar completamente. Esta entrada es clave porque conecta el río Paraná con el humedal, pero debido a la falta de mantenimiento cada vez entra menos agua. Si no se toman medidas urgentes para dragar esta boca y las restantes, nuestro humedal, que depende de este sistema hídrico, terminará desecado”, pidieron.
Javier Nuñez, guía turístico del humedal y perteneciente a varias generaciones de isleños, explicó a La Capital que las dragas que utilizan en la hidrovía, según lo que establece el contrato, “chupan el sedimento del lecho del río, que se arrima a la costa entrerriana y es arrastrado por la corriente dentro de las bocas de ingreso de agua para el humedal”. Las bajantes anteriores permitían más margen de maniobra, pero los cambios en el Paraná como consecuencia de estas acciones ya lo impiden directamente.
Este domingo, junto a varios baqueanos de la zona, recorrieron la zona y sacaron fotos y filmaron videos para entregar a las autoridades. “Las bocas más importantes están totalmente sedimentadas”, insistió. El objetivo ahora es pasar “una draga con cortador” para que entre el agua.
Argumentos contra el modelo de la hidrovía
Los pescadores, isleños, vecinos y ambientalistas de Victoria apuntaron directamente sobre el modelo actual de la hidrovía Paraná-Paraguay y consideraron que priorizar el transporte exportador sobre la salud del ecosistema afecta profundamente al humedal y a sus vidas.
“Expertos en dragado nos aseguran que es posible trabajar en el dragado a baja escala de las bocas, incluso con un nivel bajo de agua”, sostuvieron y cuestionaron a las autoridades, que no toman nota de esta posible solución para limpiar las vías de acceso y garantizar la entrada de agua.
En ese sentido, agregaron: “Si la Boca de la Azotea se cierra completamente, el agua dejará de ingresar al humedal, nos quedaremos sin una fuente de agua dulce. El ecosistema sufrirá aún más, con una mayor mortandad de peces y el aumento de los riesgos de contaminación del agua. El suministro de agua potable para los más de 60.000 habitantes de Victoria también está en juego”.
Además, mencionaron que los incendios recurrentes, la reducción drástica de agua en las entradas al humedal y la falta de políticas públicas para mitigar el impacto del cambio climático “son una combinación explosiva que ya está afectando su vida cotidiana”. “Si no se actúa ahora, el panorama será irreversible”, sentenciaron.
Preocupación en las autoridades de Victoria
Con otro tono, pero la misma inquietud, las autoridades de la provincia vecina toman cartas en el asunto. El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, se reunió con la intendenta de Victoria, Isa Castagnino. El encuentro fue solicitado en carácter de “urgente” para analizar estrategias frente a la crisis hídrica que atraviesa la ciudad por la bajante del río Paraná. Entre las principales preocupaciones se encuentra el abastecimiento de agua potable.
Plantearon incorporar este tipo de problemáticas a las competencias de gestión de la hidrovía. Tras la audiencia de la que participó también, el director General de Hidráulica y Obras Sanitarias de la provincia, Oscar Pintos, la intendenta Castagnino precisó que la reunión fue de carácter urgente “por lo que estamos viviendo en Victoria, dado que el río tiene una altura cada vez menor, todos los días va en bajante y estamos corriendo el riesgo de quedarnos sin el suministro de agua potable”.
La mandataria agregó que, sumado a eso, también preocupa “la economía local, en su mayoría familias de pescadores, por eso vinimos a solicitar la intervención del gobierno provincial, y poder gestionar ante Nación las obras que son de pronta resolución y también a largo plazo. Tenemos que estar más unidos que nunca, porque Victoria lo requiere y porque estamos en una situación que es muy preocupante”.
Castagnino precisó que las obras necesarias “a corto plazo y de carácter de urgente, son poder utilizar sistemas de dragas más pequeñas o con distintos tipos de maquinarias, y a largo plazo plantearlo en la hidrovía”.
La intendenta destacó que estos trabajos se realizan con la Dirección Hidráulica de la provincia en forma conjunta, “se elevará el informe con el que estamos trabajando hace un mes, haciendo recorridos por río y aire para ver los lugares más urgentes que hay que atacar y poder plantear en Nación la problemática. Necesitamos de maquinarias y financiamiento económico para poder realizarla”. Precisó que los lugares más urgentes donde hay que realizar intervención son casi en el medio de las islas que son más de 400 mil hectáreas que están dentro del ejido de Victoria, que “deben ser cuidadas, preservadas y garantizar el agua potable a los pobladores”.
(Diario Uno).