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Por la crecida de los ríos inhabilitan acceso a playas y el agua avanza hacia las casas

La crecida del río Paraná y Uruguay puso en jaque a las costas correntinas. Después de los incendios, la provincia atraviesa desde hace más de una semana los embates de la creciente que afecta a familias de los barrios ribereños capitalinos. Las autoridades provinciales informaron que un total de 220 familias de diversas localidades ubicadas en las riberas de los ríos Paraná y Uruguay permanecen evacuadas debido a los repuntes experimentados por ambos caudales, mientras que la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) activó un dispositivo de asistencia junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

En este contexto ayer, por disposición de la Municipalidad de Corrientes se cerró el ingreso a la playa Islas Malvinas I de la Capital como medida de seguridad ante la crecida del río Paraná. “Queda inhabilitada la playa Islas Malvinas I y se clausuró uno de los ingresos a Islas Malvinas II, sólo se podrá acceder por el paseo Sor Assunta Pittaro”, informó el Municipio desde su cuenta de X.

Si bien explicaron que tanto las playas de Arazaty I y II y Molina Punta continúan “funcionando con normalidad”, efectivos policiales vallaron “zonas peligrosas” de la Arazaty II durante la tarde. El río Paraná registra un crecimiento constante desde hace algunos días, producto de la gran cantidad de precipitaciones en la región, con preponderancia en la cuenca de Brasil.
Según la última medición de la Prefectura Naval Argentina, la altura del río en Corrientes es de 5,72 metros y continuaría en crecimiento. En cualquier caso, aún se ubica lejos de los 6,50 m que marca el estado de alerta.

Ante este panorama comprometedor por el avance del agua, desde la Comuna capitalina resaltaron que tienen preparados dos centros de evacuación en caso de ser necesarios para asistir a posibles familias inundadas.

MALLONEROS Y LADRILLEROS
En el barrio Virgen de los Dolores, el agua avanza un poco todos los días. Las familias de malloneros ven cómo sus viviendas están cada vez más cerca de ser inundadas y temen tener que abandonarlas. Un trabajador de la zona expresó: “Somos malloneros y no sabemos qué vamos a hacer con esta crecida, es la primera que me toca vivir desde que estoy acá”. A su vez, mencionó: “No tengo otro lugar a donde ir, no sé qué voy a hacer si nos llega el agua”.

Por otra parte, en el barrio Lomas del Mirador, familias de ladrilleros sufren el avance del río Paraná, sus ladrillos están sumergidos en el agua y hasta que baje y se seque la tierra no pueden trabajar. “En dos o tres días crece el río, pero para que baje tarda una o dos semanas. Tengo mucha impotencia, dolor, tristeza, una carga, porque tenemos que traer el pan a nuestra casa, y no podemos”, relató un ladrillero de la zona.

A su vez, Jesús Leyes enfatizó: “Nosotros no tenemos recursos para ir a otro lado, es lo que nos tocó, hay gente que puede sacar tierra de lugares más latos, nosotros no”, dijo a La Dos. 
 Y se lamentó: “No tenemos ayuda del Gobierno, no recibimos asistencia ni bolsa de mercaderías, nada; tengo cinco hijos, a los que tengo que dar de comer, con mi señora somos 7 en la familia”.

(Diario Norte).

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