El eximio baterista de Soda Stereo, Charly Alberti, pasó por Corrientes para presentar la cerveza que le llevó 10 años crear, pero que llega al mercado con una carga de significación muy profunda: tiene 3 por ciento de alcohol, algo inédito, y la cebada es de agricultura regenerativa, un proyecto que cervecería y maltería Quilmes acuñó como propio. 27 Eazy promete cambiar el mundo cervecero, pero también la manera de producir, para salvar el mundo.
En un mano a mano con El Litoral, Charly detalló cómo nació este nuevo desafío, que tiene la marca imborrable del genio musical que cambió el mundo con Soda Stereo y que ahora desafía con salvar el mundo.
“27 es un número mágico. Me crié en una casa con una madre que era tarotista, le gustaba mucho todo lo que tenía que ver con los números y siempre que aparecía un número, ella decía qué representaba. Le daba mucha importancia a esas cosas. El 27 es un número que está cargado de un montón de cosas espectaculares: la unión del 2 con el 7, pero por sobre todo fue mi número de toda la vida. Siempre que tenía un autito le ponía el 27, la moto el 27 y nací el 27 de marzo”.
Pero ¿Por qué incursionar en cerveza?
“Porque me gustan las cervezas. Fue algo que se dio por casualidad. Empezó hace casi 10 años. Todos los proyectos buenos e interesantes necesitan mucho tiempo. Si algo sale muy rápido; dudá. Siempre uno necesita tiempo para poder hacer proyectos serios”, aconseja.
“Yo estaba en la Patagonia, iba mucho. Bariloche se había convertido en el lugar de las nuevas cervecerías artesanales. Un día pensando en cómo poder solventar mi fundación: Revolución 21. Con cerveza en mano digo, ¿y si le digo a alguno de los chicos para hacer una cerveza? La cuestión es que hablé con algunos, me puse a trabajar con otros y hicimos algunas pruebas. Pero lo más importante de ese momento fue que se me metió en la cabeza: cavilé mucho. Soy muy perfeccionista, de todo aprendo. Hasta que no soy maestro en eso, no paro y me metí dentro del mundo de la cerveza, por un lado la elaboración, que me gustaba porque estaba vinculada con la tierra, la cebada, el lúpulo, la transformación.
Todo eso me parecía espectacular, pero también al mismo tiempo había una cuestión de expansión que tenía que ver, en algún punto, hasta con el mundo discográfico. Yo soy Soda (Stereo) y lo puse en otros lugares, Tenía que ver con ese desarrollo que había sido parte de toda mi vida, vinculado con un producto que está en otros lados, y cómo defenderlo.
Entonces me fui entusiasmando y empecé a entender en ese proceso cuáles eran mis objetivos. A mí me gusta siempre hacer cosas de gran calidad, masivas. Me parece que el desafío es ese. Hacer algo muy bueno. Siempre es difícil hacer algo muy bueno. Pero me parece que el gran desafío es darle la oportunidad a mucha gente que vea o un gran show o una cerveza espectacular y que la pueda conseguir en un supermercado. Me parece que ahí está el desafío. Uno tiene que compartir y darle la oportunidad a la gente de que disfrute de buenas sensaciones o una buena educación ambiental y un buen producto para tomar. Eso es parte de lo que soy. Siempre hice cosas grandes.
Por otro lado, había una pata ambiental que para mí era muy importante. Tenía la oportunidad, si encontraba al socio ideal, de generar un proyecto de transformación que podía tener un impacto grande. No era solo comprar el lúpulo orgánico y decir que era sustentable. Lo que yo tenía en la cabeza era hacer algo muy grande. Entonces cuando ponés todo eso en la cancha decís bueno, no puedo hacer solo una cerveza artesanal porque se la voy a vender a 500 personas, no me sirve. No voy a poder exportar. Y al mismo tiempo necesitaba un gran socio, de mente abierta y que quiera apostar un gran proyecto ambiental.
Con esas condiciones, solo quedaban cuatro posibles socios. No hay mucho. Tres de ellos ya me habían llamado. Fui a Estados Unidos, me senté con una gran empresa. Fui a México, me senté con otra y en todos los casos estaban más dispuestos a hacer una buena cerveza pero no le daban importancia a la parte ambiental, otros estaban más amigados con la parte ambiental y te decían no, cualquier cerveza. En la industria hay mucha gente que piensa así: venden marketing. Me agarró un ataque porque soy perfeccionista, para mi el producto es todo y la acción ambiental, también.
No cerré con nadie. Pero no había hablado con Quilmes, que era una empresa que tenía muy cerca, desde hace muchísimos años, de hecho, la primera página de internet de Quilmes la hice yo y los había tenido de sponsor en shows de Soda Stereo. Animado por un amigo, fui a hablar con ellos y nos enamoramos mutuamente. Se enamoraron del proyecto y a mí me parecieron los socios ideales.
No solo trabajo con una compañía increíble sino con un grupo de amigos donde todos estamos mirando exactamente lo mismo. Desde hacer una gran cerveza: diferente, de altísima calidad, y por otro lado, un proyecto ambiental también a súper gran escala. Estamos totalmente convencidos de ambas cosas. Así nace 27 Eazy, en realidad ya había nacido, Tenía la marca, tenía las ideas. Después en el proceso, con ellos vas mejorando y cambiando cosas. Pero logré hacer una gran cerveza que la encontrás en un supermercado, en Corrientes y donde sea.
La gente tendrá la oportunidad de abrir la heladera y tomar una cerveza diferente, moderna, de gran aroma, con rico sabor y al mismo tiempo esta cerveza lidera un proyecto ambiental a gran escala.
La cerveza
Lo que yo buscaba era hacer una cerveza rubia, que me permitiese tomarme una a cualquier hora y seguir trabajando. Por eso el 3% del alcohol.Pero el mundo de la cerveza te dice que debajo de 4,5% de alcohol no existe nada porque es muy difícil tener una cerveza con un poco menos de alcohol y que tenga sabor a algo. Por eso pasan directamente a cero por ciento de alcohol.
Dije, acá hay un desafío. Un poquito menos de alcohol, incorporación de nuevas tecnologías a gran escala. Cuando lo planteé, los chicos me dijeron ¡Lo intentamos! ¡Lo intentamos! Un año y ocho meses estuvimos para encontrar, prueba tras prueba este lúpulo, esta levadura. Probamos y probamos y probamos hasta que un día dijimos, apareció, acá está.
Creo que lo que abre 27, más allá de poner una cerveza realmente premium arriba de la mesa, es lo referido al consumo. Cómo decir, ¿qué aporta 27 al mundo de la cerveza? Aporta calidad, modernidad y otras oportunidades de consumo, porque la cerveza está generalmente vinculada con algo más tarde, de noche, entonces no es el objetivo principal pero cuando uno tiene un producto de altísima calidad podés plantear esa situación. Toda la gente que la probó me dice que no tomo más otra cerveza porque no les hincha la panza, porque pueden tomar una, dos, tres y están bien. Todo eso está muy bien, pero después está el otro desafío del cual nos podemos sentir todos orgullosos, porque es un proyecto que está naciendo en Argentina, que es uno de los grandes productores de cebada. Quilmes es parte de Anheuser-Busch InBev, la compañía más grande de cervezas del mundo. Anheuser-Busch InBev fabrica una de cada cuatro cervezas con cebada argentina.
Con ese panorama, en el mundo ambientalista se trabaja en la regeneración de las tierras. Corrientes es víctima del glifosato y de la forma fácil de producir malos alimentos y eso está matando sus suelos. Como pasa en gran parte del país por estas malas prácticas. Estás matando los microorganismos de la tierra, que capturaran CO2. Hoy el mundo necesita capturar CO2. Nuestros vehículos se mueven con la energía que tuvimos disponible en un momento, pero que hoy ya no es el momento y la tenemos que abandonar de inmediato. Entonces lo que tenemos que hacer es captar CO2. Cuanto más campos regeneremos, mejor producto alimenticio vamos a generar y más captación de CO2 tendremos.
El tema es la regeneración de tierras
¿Qué hicimos con el grupo Quilmes? Les conté mis inquietudes y sabía que había algunos productores que estaban interesados. Quilmes hizo una búsqueda. Encontró 23 productores en la provincia de Buenos Aires que estaban haciendo o querían hacer cebada de agricultura regenerativa. Les compramos el total de su producción por varios años, para que produzcan tranquilos y les pagamos un poco más porque el proceso de la regeneración tiene costos extras. Ahora empezamos a sumar cada vez más productores. El objetivo es que en algunos años, toda la producción de cebada en Argentina sea de agricultura regenerativa.
Si logro eso, una de cada cuatro cervezas del mundo estará hecha con agricultura regenerativa. El impacto es brutal. De eso se trata, de mostrar que podés tener un tremendo buen producto, con buenas prácticas. Por eso tenemos un envase de aluminio, porque el aluminio es 100% reciclado y de forma infinita.
Por eso 27, es distinta, es futuro”. (Diario El Litoral).