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La Armada cuenta con una Teniente de Navío Auditor Rocío Romero de la Ciudad de Corrientes

“La Armada Argentina es responsabilidad y compromiso; el trabajo cotidiano es dinámico y muy enriquecedor”

Hoy es el Día del Auditor Militar en reconocimiento de la designación por parte de la Primera Junta de Gobierno en 1810 del primer auditor de guerra, doctor Feliciano Antonio Chiclana. En homenaje al centenar de auditores que integran la Armada Argentina, quienes contribuyen con su diaria labor al mantenimiento y desarrollo de las capacidades de la Fuerza, presentamos la historia de vida de la Teniente de Navío Auditor Rocío Romero, Jefa de la División Asuntos Legales en la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA).

Los Auditores Navales son hombres y mujeres de Derecho, en vínculo estrecho con los fundamentos de la Patria desde el mar. El Cuerpo Jurídico de la Armada está integrado por más de 100 abogados pertenecientes al escalafón Auditor, quienes se encargan de asesorar y asistir en los aspectos relacionados al ordenamiento penal, administrativo, reglamentario y disciplinario de la Institución, con base en las leyes que rigen el Derecho Nacional e Internacional, quienes son asignados en diferentes destinos navales del país.

La Teniente de Navío Romero nunca vislumbró una carrera de leyes ligada al quehacer naval; sin embargo, las circunstancias, su curiosidad, gusto y pasión, la encuentran hoy con 11 años de servicio en la Fuerza a sus 36 años de edad y “una vida inimaginable fuera de la Armada”, acentúa.

Lejos de su Corrientes natal, Rocío cuenta cómo supo abrazar la Institución imprimiendo su responsabilidad y compromiso en la tarea diaria y eligiéndola todos los días, con la firme convicción de que se encuentra en el mejor lugar para contribuir y hacer grande a su Patria.

“Desde pequeña, mi padre –quien hizo el Servicio Militar Obligatorio– nos inculcó a mí y mis hermanos los valores militares y un apego especial por los símbolos y fechas patrias, que fueron reforzándose por vivir en una provincia que pondera esos valores con mucho sentimiento”, introduce. Sus hermanos se inclinaron por trabajar en la Prefectura Naval Argentina.

Cuenta que su papá también le aconsejó seguir Abogacía y se lo agradece siempre, porque considera que es la mejor carrera para ella. Se recibió en la Universidad Nacional del Nordeste en 2011 y comenzó sus primeros trabajos en la Procuración de su provincia en Defensa del Consumidor.

Asimismo, el esposo de su prima hermana, quien presta servicios como suboficial en la Armada, le contó de su actividad y que trabajó junto a muchos abogados en la Institución. “Él me incentivó a probar para rendir el examen de ingreso”, relata. Mientras estaba de vacaciones en Mar del Plata, su primo la ayudó a concertar una reunión con un marino auditor de la Fuerza y éste le contó todo lo que podía hacer un abogado en la Armada.

Este encuentro cambiaría el rumbo de la joven abogada que decidió su ingreso a la Escuela Naval Militar (ESNM) en julio de 2012. “Todo era nuevo y distinto para mí, desde la exigencia física hasta el conocimiento de las órdenes militares”, apuntó.

“Me gustó mucho la disciplina; cada ejercicio fue un desafío. Pasé de leer expedientes a tener una formación militar y actividad física muy intensivas y me encantó”, rememora la Teniente Romero de su formación en el Curso de Integración Naval (CUINA) para ser parte desde entonces, del Cuerpo Profesional de la Armada.

Su primer destino tras su egreso en 2013 fue la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Armada en el Edificio Libertad, sede del Estado Mayor General de la Armada, en la ciudad de Buenos Aires, donde completó su aprendizaje en reglamentos y códigos relacionados con la temática legal de la Institución.

Luego, prestó servicios durante dos años en la Dirección General de Educación de la Armada (DGED) de las cuales dependen los diversos institutos de formación de la Armada; el buque escuela fragata ARA “Libertad” y también la Facultad de la Armada (FadARA) que integra la Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF).

“Fue muy interesante ampliar el conocimiento de todas las escuelas que enseñan la disciplina del mar en el país. Aprendí mucho sobre las costumbres y valores navales e incluso protocolares. Tuve el honor de conocer allí a grandes marinos y amistades que me enseñaron a adecuar mi comportamiento al de la Institución y a amar a la Marina”, destaca.

Durante 2016, volvió a la ESNM, instituto de formación naval donde se forman los futuros Oficiales de Marina: “Fue un destino muy productivo para mí, donde aprendí diversas tareas y responsabilidades relacionadas con el quehacer naval”.

Luego, estuvo destinada en la Secretaría General de la Armada hasta 2020 en el Departamento de Asuntos Jurídicos, donde continuó enriqueciendo su trabajo en temáticas actuales y de auge contemporáneo como la Ley Micaela y leyes sobre Violencia de Género, hasta llegar, en 2021 a su actual destino: la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA).

Allí, en la oficina de Asuntos Legales, realiza su labor diaria con un equipo compuesto por una abogada civil, una suboficial encargada y una marinero estudiante de abogacía. En lo administrativo llevan adelante expedientes ante un recurso o reclamo que afecte un derecho del personal militar y civil del establecimiento; controlan plazos y brindan asesoramiento legal a la dirección de la Escuela. “A lo largo de mi carrera, incorporé terminología propia del ámbito y destrezas en comunicación como el entendimiento mutuo del entorno y la empatía hacia el otro en la cuestión legal”, asegura.

“Además de llevar expedientes y contestar demandas, lo mejor es que me relaciono con otros profesionales como personal de la Infantería de Marina, de la Aviación Naval y la Flota de Mar, técnicos de diversas disciplinas, suboficiales de todas las especialidades navales, agentes civiles de la Fuerza y no sólo con abogados. El trabajo cotidiano en la Armada es dinámico y muy enriquecedor”.

“En este destino se suman otras actividades como son el orden cerrado, las prácticas de ceremonia, los desfiles con espada, y la instrucción a los alumnos de la escuela”, relata la Teniente Romero que imparte clases de Derecho Disciplinario Militar a los Aspirantes Navales Furrieles (administrativos navales).

Papeles y mar

Confiesa que si bien ha realizado embarcos cortos a bordo de las unidades de superficie de la Armada, le gusta navegar y sobre todo admira “ese lugar de importancia de cada uno de sus tripulantes en el buque en medio del mar para que todo funcione”, dice.

“Aunque uno no realice todas las actividades que se hacen en la Armada, está bueno que exista la posibilidad de hacerlo, cada experiencia es única. Mi esposo, quien también es Auditor Naval, hizo la Campaña Antártica de Verano y fue una experiencia inolvidable para él. Mi sueño es poder participar representando al país en alguna Misión de Paz de las Naciones Unidas”, revela.

“Será para más adelante ya que tengo una hija chiquita de 3 años, que necesita de mi cuidado; así es que mientras tanto estudio, estoy finalizando una especialización en Derecho Penal, que me gusta desde mi época universitaria”, comenta. “No es difícil conjugar lo laboral y profesional con lo personal y familiar en este ámbito de compañerismo y amistad”, destaca.

Y enfatiza: “La Armada es responsabilidad y compromiso; un desafío constante para mí. Lo mejor que me ha brindado es la gente que la compone; los excelentes equipos de trabajo en los que he estado; el trabajo impecable a pesar de lo impredecible del día; el sentirme siempre apoyada y acompañada en cada destino; las experiencias vividas y lo que aún falta recorrer. No me imagino en otro lugar”.

Por supuesto extraña Corrientes, a su familia que visita en cada licencia, el mbaipy (en guaraní moderno pronunciado mbaipɨ) que hace su mamá y los chipás, “que aprendí a amasar y me salen muy ricos”, se ríe.

Pero, aunque extrañe el calor de su tierra, a su gente que es “alegre y animada”, adjetiva, la Teniente de Navío Auditora Rocío Romero continúa con su carrera, como lo hacen los numerosos auditores navales, que dedican su conocimiento y tenacidad a la administración de la justicia al servicio de la Patria.

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