El miércoles aproximadamente a las 20:30, personal de la Comisaría 9° se hizo presente en una vivienda de calles 996 y Gianelli de Paraná a raíz de la denuncia por problemas familiares. Al llegar, un hombre de 43 años manifestó a los efectivos policiales que minutos antes había denunciado a su hijo de 23 años, debido a que tiene problemas de adicción y alcoholismo y en ese momento se había puesto más violento e intentó golpear a su madre con un palo.
Afortunadamente el joven no logró su cometido, ya que fue demorado por los efectivos policiales.
En comunicación con la Fiscalía en turno, dispuso la detención y traslado del muchacho de 23 años hacia Alcaidía de Tribunales por el delito de amenazas.
Presos realizaban transmisiones por celulares sin autorización desde las celdas
Un grupo de presos quedó en la mira de una investigación judicial, luego de que se descubriera por parte de penitenciarios entrerrianos, que se contactaban ilegalmente a través de transmisiones de video llamadas por celulares.
Hasta que no se pongan de acuerdo las autoridades judiciales, políticas, de seguridad y de sectores que asistan a personas privadas de la libertad, seguirán colisionando la normativa vigente con los derechos y obligaciones de los presos, con los intereses de la sociedad. Hoy hay un gran menú de restricciones y prohibiciones a los penados en los penales, pero que con autorizaciones de los tribunales, llevan a situaciones insólitas. Una de ellas es el uso “limitado” de los celulares en las cárceles.
En las últimas horas, la Unidad Penal 5 de Victoria, descubrió una serie de maniobras no autorizadas de un grupo de internos condenados en la celda 28 ocupado por seis personas, que habían logrado en distintos horarios poder comunicarse con -supuestamente-, sus familiares a través de celulares. La situación fue tan bizarra, que sabiendo de la existencia de restricciones para este tipo de actividades, avanzaron no solo con llamadas por WhatsApp, sino que hacían largas transmisiones de video llamadas, en especial a la noche.
Las autoridades del penal conocieron estas actividades no autorizadas por el Servicio Penitenciario, pero que chocaban con la astucia de los internos, que con ingenio escondían en distintos lugares de los pabellones a los elementos de comunicación. Esos contactos extra muros habrían derivado, incluso en posibles hechos delictivos o cuestiones vinculadas con negociaciones o instrucciones para temas vinculados con la inseguridad en distintas ciudades de Entre Ríos. (Diario Uno)