Las cifras sobre la pobreza en el país son alarmantes: en el último trimestre del año pasado, ascendió al 43,8%, según el relevamiento del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). En tanto, un informe realizado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en base a datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y censos (INDEC) reveló que de dos de cada tres niñas y niños de Argentina (66%) son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos, como el acceso a la educación, a una vivienda.
Paraná no está ajena a esta realidad y las organizaciones no gubernamentales y las parroquias que asisten con algún alimento a personas en situación de pobreza o de vulnerabilidad social advierten que en los últimos meses viene aumentando la demanda.
Así lo confirmaron a UNO desde la agrupación Suma de Voluntades, que entre sus obras acompaña a los habitantes de los barrios San Martín, Mosconi Viejo, y Antártica Antártida Argentina los sábados con un plato de alimento, con alrededor de 300 porciones en cada uno de estos espacios. Anabella Albornoz, referente de la ONG, precisó: “La demanda de los comedores aumentó en un 55% y en el caso de las recorridas empezamos con 60 viandas el año pasado cuando se levantaron las restricciones por la pandemia, y hoy están saliendo los chicos seis días a la semana a veces con 200 bandejas diarias de comida y vuelven solo con cinco, así que se incrementó casi un 100%”.
La pobreza afecta a dos de cada tres chicos en la Argentina
Juan Ignacio Pereira/ UNO
Asimismo, observó: “No va solo gente en situación de calle, sino personas que no tienen para comer en su casa. Van muchos niños, que antes eran situaciones aisladas; había algunos niñitos con sus padres, pero ahora es una familia completa, o chicos solo directamente”.
“Hoy hablaba con una referente de Villa Huesito, donde no funciona ningún comedor comunitario, y me decía que de ese barrio están yendo a buscar un plato de comida a las recorridas porque no tienen con qué alimentarse en sus casas. Y nos preocupa, porque hay personas, algunas jubiladas, que no es habitual que vayan a tocar la puerta del Estado, y se los ve como más deprimidos, con vergüenza al momento de tener que pedir; es a los que más tratamos de contener”, añadió.
En el barrio San Martín además, una vez a la semana ayudan a cocinar el presidente de la Vecinal, para reforzar los alimentos que reciben quienes más lo necesitan, y Anabella refirió: “En los tres barrios están bien acompañados, pero sabemos que hay muchos comedores que están complicados, porque a veces es mucho más difícil que lleguen las donaciones. Del Municipio no hubo asistencia ni enero ni en febrero, y los refuerzos son una vez al mes y todo seco”.
En la parroquia Cristo Peregrino, situada en la zona suroeste de Paraná, una de las más vulnerables y postergadas, brindaban ayuda a 12 familias carenciadas, pero en lo que va de este año no tuvieron ingresos y ya no pudieron seguir con esta obra solidaria. Esperan poder revertir esta situación y en marzo retomar la asistencia, aunque saben que eso dependerá de donaciones.
Si bien la demanda es mucho mayor y antes funcionó allí un comedor comunitario en el que entregaban viandas a más de 100 personas, la falta de recursos llevó a sus referentes a recortar la ayuda. El padre Leandro Bonnín, sacerdote a cargo, contó a UNO: “En Cáritas de la parroquia entregábamos módulos de alimentos a un grupo de familias, pero en enero y febrero no se pudo, porque no tuvimos ingresos. La idea es retomar en marzo, pero la feria que hacían las voluntarias para generar recursos con este fin no está funcionado y no contamos con recursos. Todo va a depender de la colaboración de la gente”.
El párroco sostuvo que necesitan donaciones, y explicó: “He notado que hay más necesidades. Viene mucha gente en busca de asistencia, pero puntualmente se ayuda a 12 familias, que son las que ha visitado las voluntarias de Cáritas y vieron que son las que más necesitan ayuda, como personas con familia muy numerosa, gente con discapacidad o ancianos sin recursos y que no pueden trabajar”.
La pobreza infantil, un tema que preocupa en nuestro país.
Foto ilustrativa
En Santo Domingo Savio funciona el grupo Padre Pío, integrado por fieles solidarios que a partir de la pandemia se organizó para colaborar con los más necesitados y desde entonces garantizan un bolsón de alimentos a un conjunto de entre 100 y 120 familias. “Trabajamos estos tres últimos años para poder entregar bolsones de mercadería a unas 100 familias, a más”, contó a UNO Cecilia Pedemonti, una de las referentes.
En este marco, explicó: “Tratamos de que sean de alrededor de la parroquia, porque al principio venían de todos, hasta de Colonia Avellaneda y San Benito. Habíamos superado las 140 familias anotadas y eran muchísimas. Por eso empezamos a hacer un relevamiento, pidiendo los documentos, nombre y apellido, la cantidad de hijos que tenían y priorizamos los que son de la jurisdicción de la parroquia para atender a esa gente específicamente, porque sino no hubiésemos podido continuar, ya que todo es en base a donaciones”,
“Tratamos de que el bolsón tenga siempre las cosas básicas que se pueden ocupar en una familia. Le rezamos al padre Pío y nunca nos dejó faltar nada; nuestro depósito es chiquito y a veces nos faltan cosas, pero a último momento se llena. Hay donaciones que llegan de manera anónima. Todo es bienvenido”, subrayó.
Un Cielo Nuevo es otro de los grupos que ayuda a la gente que requiere acompañamiento. Se trata de una ONG que tiene como sede la Parroquia Nuestra Señora de la Piedad y cuyos voluntarios cocinan los días martes y acercan un plato de comida a la gente en situación de calle, complementando la obra de Suma de Voluntades, que hace lo propio el resto de los días de la semana. El padre Horacio Correa está a cargo y comentó a UNO que desarrollan su labor en base a donaciones. “Por ahí la inflación afectó mucho la adquisición de los elementos para la cocina y la plata no alcanza como antes. Eran donaciones que generalmente teníamos como un tesoro y que nos ayudaban a comprar carne, verduras, condimentos, así que estamos buscándole siempre la vuelta”.
El sacerdote contó que han recibido en ocasiones donaciones de mercadería, como pollo, puré de tomates, aceite, o bolsones de alimentos secos de la misma clase y marca para preparar una comida para numerosas personas, y destacó: “Recibimos ayuda del Hogar de Cristo, de Cáritas, alguna vez de Barrio de Pie, algún refuerzo de Comedores, además de las donaciones de particulares”.
Si bien significa un mayor esfuerzo conseguir lo que necesitan, aseguró: “Dios es providente y estamos recibiendo ayuda de la gente y esto implica estar organizados con lo que tenemos en cada semana, y no hay un martes que falte lo que necesitamos para llevarle la comida caletinta a la gente que está en la calle”. Y concluyó: “La nuestra es una organización que intenta llegar con algo más que un plato de comida a nuestros hermanos que están en esa situación: tratamos de llegar con ternura, con una sonrisa, con un consejo, un abrazo, con un apretón de manos. Y por eso todos los que estén interesados en hacer un servicio humanitario, y humanizante y evangelizador, que dé esperanza, están invitados a sumarse”.
Cómo ayudar
* Para sumarse con donaciones o ser parte del trabajo de Suma de Voluntades, se puede escribir a la Fanpage: Suma de Voluntades Paraná, acercarse a calle Alem 470.
* En el caso de la Parroquia Cristo Peregrino, se puede llamar o escribir al teléfono 3436118483.
* A través de la Fanpage Grupo Padre Pío “Santo Domingo Savio” se puede contactar a los integrantes del grupo que hoy, además, están abocados a una campaña de útiles escolares y los están recibiendo para entregar a las familias carenciadas.
* Para colaborar con Un Cielo Nuevo, los interesados pueden acercarse los martes de 17 a 20 a calle Italia 446, o consultar en la Secretaría Parroquial de lunes a sábados de 9 a 11.
(Diario Uno).